miércoles, 25 de septiembre de 2013


 T A CH U E L A

"El arte completa al hombre, se une a él  y es tan necesario como la vida espiritual ¨…

José Carlos Delía, más conocido como Tachuela, es un artista abocado a la escultura, encuentra y profundiza su camino expresivo en el volumen y la masa infranqueable y aparentemente impenetrable de la piedra.





Acostumbrados como estamos, a comprobar si las imágenes reflejan el mundo o hacer todo tipo de averiguaciones en torno a la posible complejidad de lo representado, nos encontramos con estas obras de arte, de exquisito lucimiento, que nos reconcilian con nuestra casi perdida capacidad de detenernos en el ejercicio de la contemplación.

Creo que cada una de las obras de Tachuela nos remite a lo profundo, a la interioridad, al silencio, con formas que se nos ofrecen generosas y luego se repliegan e ese exquisito mundo creado por José Carlos Delía, donde se entrecruzan con nuevas ideas que en unión con la materia darán como resultado nuevas formas.


Para crear belleza el hombre ha tenido siempre a mano muchos y muy diversos elementos, Tachuela utiliza un material rico y complejo, fuertemente ligado a los orígenes de la necesidad expresiva del hombre, y lo realiza con un excelente dominio de los medios permitiendo dar curso a su maravillosa creatividad, diplomas que muy pocos pueden exhibir. Texto de Lucia Poloni


 La piedra, elemento topográfico esencial de nuestro suelo mendocino, éste será el desafío del escultor.

Ganador del primer premio Salon Vendimia 2011, sus obras se exhiben, para mencionar algunas salas, en la prestigiosa Surbaràn de Buenos Aires,  Palais de Glace y el museo Emiliano Guiñazu.

Delía pone especial interés en los materiales que utiliza, como piedras antiquísimas que traslada del piedemonte ávido de trabajar sobre ellas. Así nació Hombre Binario, una muestra de 10 obras y 4.000 kilos que guarda secretos en Braile a la mano del público no-vidente.

Pero hay en su obra algo màs profundo, trae un mensaje conceptual con una estètica de increible belleza.

 

"El arte completa al hombre, se une a Él  y es tan necesario como la vida espiritual, (tal vez, inconscientemente). Pasa  a tomar verdadera relevancia para el hombre y por lo tanto para el mundo, èste rompe sus propias barreras, las creadas por la ciencia.


 El hombre artista, que es libre y se permite dudar de si mismo, demuestra que el hombre aun no está terminado, El hombre artista, existe en todo hombre , èste resuelve con creatividad la vida , y gracias a ese impulso, evoluciona, es aquí que aparecen sus dividendos. Nada gratifica mas a una persona  que el acto de crear, crear es traer al mundo, por lo tanto es un acto de amor , por eso cuando el acto de creatividad es honrosamente honesto, nutre  al hombre y lo eleva como nada mas puede hacerlo. "

En el hombre binario, he tenido las más grandes satisfacciones, tanto que esta obra, esta temática, me ha permitido adquirir el alfabeto Braille a mi vida y luego todas sus consecuencias.

Siento que en mi trabajo  se encuentra esa búsqueda de la desmaterialización tan propia del arte cinético, esto me da mucha alegría puesto que mi curiosidad  se ha ampliado  en relación a mi cuadricula sobre la piedra.

El tamaño de los caracteres lo determina o sugiere el bloque, esto nace de una intuición netamente plástica, el que pueda ser más o menos fácil de leer no es algo que me pre-ocupe, en este sentido encuentro que lo escrito esta, es cuestión de tiempo para el que lo quiera leer,  no podría solo escribir en braille y que el fin sea este, perdería universalidad.                                                                         TACHUELA

lunes, 9 de septiembre de 2013

SENDAS DEL ARTE TE PRESENTA 

 J O S É  P É R E Z  A N S O R E N A 


Nació en Villa Huidobro, Córdoba, el 20 de junio de 1955.
Se radicó durante su infancia en Río Cuarto, donde estuvo relacionado con la pintura y el dibujo , estudiando historia del arte, técnicas del óleo, etc.
Sus principios quedaron marcados por las características principales de maestros como Bianco Buffali, Héctor Ortegui, Renzo Cremona, Terzo Vinci, quienes a la corta edad de 12 años lo llevaban a manchar sus primeros lienzos.
Se marcha hacia Buenos Aires y posteriormente a la ciudad de la Rioja donde conmovido por el paisaje norteño define su estilo paisajístico.

Posteriormente se radica en Mendoza, en el hermoso, paisajístico  entrañable Valle de Uco.

En los dos últimos años ha vendido sus obras a distintas colecciones en Estados Unidos, Francia, España, Suiza, Canadá, Bélgica y Argentina.


José sabe pintar el aire, que no es poca cosa. 




Es un hombre de fe, no un beato sino un creyente, que agradece a Dios la posibilidad de poder dedicarse al arte y vivir de su trabajo. No cree en su talento, se entrega a la tarea con humildad, por más venta que tenga y, por momentos, teme perder la inspiración o que la técnica lo sofoque.

Evita el pintoresquismo para que lo figurado no sea una tarjeta postal, una representación publicitaria sino que palpite el corazón eterno de la vida, la verdad de las cosas, ese algo que no puede captar la cámara fotográfica.

No por eso deja de buscar, de aprender, de estudiar y probar distintos soportes y materiales. Aunque en la muestra presente hay sólo óleos, dibuja y recurre a la acuarela.

Admira el arte abstracto pero es específicamente figurativo y tiene una fuerte pasión por el color. En cuanto a la crítica social, se remite a mostrar y admite que hay una connotación, desde el diálogo y la incorporación de la figura humana. "Si bien puede parecer simplista en cuanto a lo estrictamente lineal -dice-, incorporo la región que me motiva, particularmente la del Noroeste argentino, donde hay una serie de carencias que surgen sin necesidad de énfasis. Ojalá que logre expresarlo como lo siento".
 
Sus motivos, casi siempre 'plain air', son variados. Representa tanto a la burguesía, con los frentes de algunos edificios académicos, como a la clase rural, con la vida sencilla de los pueblitos.

Esta apertura le permite ser universal desde la aldea y contribuir al enriquecimiento de la plástica mendocina, con una obra que nació madura y se aquilata en un sentimiento profundo y poético de la forma.

En sus últimos cuadros tiende a lograr transparencias por superposición y a colocar capas de pintura más generosas. Pero más allá del dominio técnico que va conquistando, está su punto de vista y su capacidad para ver la realidad desde su subjetividad, y esa subjetividad consiste en subrayar la hermosura de la madre naturaleza.